


Muy intimista, poética y con muchos rasgos autobiográficos, la obra de Claude Cahun, en especial la fotográfica, es de difícil clasificación.
Su pertenencia al movimiento surrealista se ve superada por una inspiración muy baudeleriana y por la búsqueda de un mito personal. No pretende provocar ni dar espectáculo. Se trata de una búsqueda de sí misma, en un juego permanente de espejos y de metamorfosis, entre la fascinación y la repulsión, en una obra compuesta en gran parte de autorretratos.
De su gusto por el teatro extrae una auténtica pasión por la puesta en escena, tanto de sí misma como de otros objetos. Sus instalaciones son precursoras de fotógrafos contemporáneos como Alain Flescher o de artistas plásticos como Christian Boltanski.
Para emprender esa narración, Goldin trabaja con series de fotografías que cuentan desde dentro la vida de sus amigos: inciación, plenitud y dependencia sexual, depresión, pobreza, amor, soledad, violencia, enfermedad... Para enfatizar el efecto narrativo, Goldin presenta esas imágenes en películas que muestran las fotografís sucesivamente. La más famosa de ellas se llama La balada de la dependencia sexual (título tomado de una canción de Bertolt Brecht), y ya muestra el efecto devastador del sida sobre esa generación en 1986. Una de sus series posteriores, La balada desde la morgue insiste en el mismo tema.
El italiano Leonardo da Vinci y el alemán Alberto Durero emplearon la cámara oscura para dibujar objetos que en ella se reflejaban. A partir de ese momento se utilizó como herramienta auxiliar del dibujo y la pintura, extendiéndose rápidamente en Europa.
La cámara oscura renacentista tenía las dimensiones de una habitación. Esto fue necesario para que el pintor pudiera introducirse en ella y dibujar desde su interior lo que se reflejaba.
Para lograrlo, colocaba un papel translúcido en la parte posterior, justo enfrente del orificio por el que pasaba la luz.
Es importante recordar que la formación de la imagen es invertida, por lo que el dibujante debía ser muy hábil para hacer las correcciones necesarias al copiar la imagen sobre el papel.
Para conseguir que la imagen se formara era necesario que el orificio fuera muy pequeño, de lo contrario la calidad de la imagen no podía ser muy nítida ni detallada.
En el siglo XVI un físico napolitano, Giovanni Battista Della Porta, antepuso al orificio una lente biconvexa (lupa) y con ella obtuvo mayor nitidez y luminosidad en la imagen. A partir de este avance varios científicos se dedicaron a perfeccionarla.
Esta aportación fue fundamental para el desarrollo de la fotografía, ya que marcó el principio de lo que hoy conocemos como el objetivo de la cámara, el cual permite la captura de imágenes a diferentes distancias y ángulos obteniendo como resultado imágenes nítidas y luminosas.
¿COMO SE CONSTRUYE ?
Las cámaras estenopeicas normalmente son hechas a mano por los fotógrafos. En su forma más simple consiste en una caja que no permita la entrada de luz con un agujero en una de sus paredes y la película o el papel fotográfico en la pared contraria. Como obturador se usa una lamina de un material opaco. El agujero se puede hacer con una aguja en una hoja delgada de aluminio o latón. Esta pieza se pega a un hoyo un poco mayor que está cortado en una pared de la caja.
En algunas cámaras estenopeicas es posible deslizar el plano del material fotosensible. Esto permite cambiar el ángulo de visión de la cámara y la relación de pasos del diafragma (número-f). Al acercar el plano al agujero se lográ un mayor ángulo y un menor tiempo de exposición, si se aleja el ángulo será pequeño y el tiempo de exposición mayor.
También es posible hacer cámaras estenopeicas cambiando el objetivo de una cámara normal por una una lámina con una pequeña apertura. Las cámaras de 35 mm pueden ser especialmente útiles, aún si han sido dañadas, siempre y cuando el obturador aún funcione. No obstante el gran incremento en la relación del diafragma hará que sea necesario disparar con luz intensa y película rápida para mantener tiempos de exposición relativamente cortos.